miércoles, 15 de abril de 2009

Relato corto

Como nunca lleva paraguas, en el trayecto hasta el trabajo acabó empapado. Salió un día lluvioso cuando nadie lo esperaba.

En la oficina, la cosa fue como siempre; rutina espesa, y él tan ausente como de costumbre, con la cabeza en otra parte. Comió, más o menos en silencio con sus compañeros. Por la tarde, a escondidas, chateó un rato y buscó tonterías en internet.

A eso de las siete la jornada concluye, y vuelve despacio a la soledad de su estúpida independencia.
Acaba de llegar a casa. Ahora toca ponerse cómodo, suena el teléfono, es su madre… decide no cogerlo, mejor otro día.

La cena resultará de todo menos ostentosa, no hay nada en la nevera sólo cerveza. Deambula náufrago por el salón con una lata de cruzcampo en la mano para luego jugar a hacer literatura, apoyándose en el marco de la ventana y mirando, con gesto melancólico, la lluvia resbalar por el cristal. En su memoria, una chica; la chica. La cosa no funcionó, pero tras una torpe noche en su habitación, un par de meses de esperanzadores mails y una visita frustrada a su ciudad, sabe que es lo más parecido a una pareja que ha tenido y tendrá nunca.

Ya son las 12, el cuerpo no aguanta. La mejor hora del día, la cabeza comienza a apagarse, ya no recuerda, sólo duerme, sueña y olvida. Olvida que en menos de 8 horas vuelve a la rutina.

2 comentarios:

  1. la chica,deberia sentirse bien pues hay alguien que la recuerda..pero en algun otro momento de la vida hubo otra chica,ella ya quedo en el olvido?o quizas no es tan importante como para recordarla?

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  2. Esperando tu sonrisa, quizas un dia tenga esa llamada en la que me cuentes, y tenga que entender, que ya estas feliz y..., sin mi.Y seré feliz de verte sonreir! No lo dudes!

    Aunque parezca que no es cierto y aunque no te lo demuestro...,me gusta pensar que me gustas, que bueno, que bueno (8)

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